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Isla Crimea

Vasili Aksiónov

ISBN: 978-84-15509-40-0
Encuadernación: Cosido
Formato: Rústica con solapas
Fecha de publicación: 23/09/2018
Número de páginas: 509
Traducido por: Yulia Dobrovolskaya y José María Muños Rovira

Epílogo:  Yulia Dobrovolskaya y J.M. Aznar Auzmendi

Ilustración de cubierta: Sergi Puyol
PVP: 22.00€

Escrita en 1979, Isla Crimea recrea una realidad alternativa, magistralmente plasmada por la pluma de Aksiónov, en la que la vieja Rusia Blanca sobrevive al envite de la revolución refugiándose en Crimea, que el autor ha transformado para la ocasión en una isla. Sesenta años después de la Revolución de Octubre, frente a la poderosa y mastodóntica Unión Soviética se yergue burlona esta pequeña isla, su Taiwán particular, entregada al capitalismo más glamuroso y atestada de rascacielos, pero incapaz de decidir sobre su propio futuro: ¿constituirse en nación independiente o regresar a los duros brazos de la madre patria? Y solo el hábitat de Isla Crimea podría haber creado un personaje como el ilustre Lúchnikov, un playboy adinerado, redactor jefe del influyente Courier (el rotativo más importante de la región) y principal valedor de la idea de la reunificación rusa: el Destino Común. La persecución de este ideal lo llevará a internarse en un laberinto de conspiraciones y agencias de espionaje y a emprender un viaje sin retorno en el que quedarán evidenciados los absurdos de dos sistemas antagónicos (el capitalismo extremo y el comunismo) pero igualmente fallidos, para precipitarse a un apocalíptico y premonitorio final.

Sobre este libro han dicho:
  • Babelia

    Un "Ulises" soviético: Esplendorosa y deliciosamente digresiva, Isla Crimea es, además de un fascinante manual de creación de personajes adorablemente esperpénticos —entre los que destaca la suerte de un Leopold Bloom descarado y soviético que la protagoniza—, una descacharrante y valiente ucronía que le valió a su autor, allá por 1979, uno de sus primeros choques con la ya por entonces agonizante URSS, y encaminó su explosiva narrativa hacia el llamado Booker ruso, que recibiría, finalmente, en 2004. 

  • EL DESTILADOR CULTURAL

    En estos tiempos de memoria selectiva, en lo que se refiere a uso e interpretación de la historia para intereses más “altos” y “democráticos”, Automática Editorial se aventura a publicar esta visionaria novela de 1979, escrita por Vasili Aksiónov, que, cuarenta años después, luce como un monolito de sabiduría del que poder extraer todo un mosaico de reflexiones, parapetadas dentro de una gran matrioska argumental.

    (...)

    Comedia, absurdo, thriller, espionaje, distopía, los géneros se entrelazan en base a un fluir marcado por la arritmia literaria. En un primer contacto puede parecer que estamos ante un embrollo sin pies ni cabeza, sin embargo, dicho caos es la única manera de empaparnos en la locura inducida por el autor ruso, que en todo momento va más allá de la mera escritura. En realidad, su intención es la de avasallar al lector bajo la forma de un circo literario en el que es tan fácil perderse como ser impulsados a reconocer cada una de las capas de la cebolla: latifundios argumentales sembrados con los más divergentes propósitos reflexivos. Cortinas de humo tras las que nos golpea la megalomanía enloquecida de un desfile de locos tan cercanos como la jodida realidad que nos asola. Un acto de fe cosido para despertar los reflejos del lector y desencascarillar mentalidades tristemente abducidas por consensos ciertamente borreguiles.

    Para recetar y leer con prospecto, como el fabuloso epílogo, donde se esclarece la manera de enfocar tan desbordante, y profética, lectura.

  • Detour (Juan Jiménez García)

    Vasili Aksiónov. Hacia el abismo, por Juan Jiménez García

    (...)  hay un poco de todo eso y de mucho más, porque en ella está contenida buena parte de las dudas y vacilaciones, del desencanto y de la impostura. Todo disfrazado esa horrible palabra (ucronía), alrededor de la hipótesis de una Crimea no soviética que escapa a la revolución (es decir, una Taiwán en relación con China, algo irónicamente muy presente). Un libro trepidante, como trepidantes deben de ser las caídas por los abismos. Lleno de un humor amargo y de unos personajes memorables. Un libro sobre su tiempo  lleno de intuiciones y malos presagios sobre el nuestro. Un clásico. La necesidad de que sea un clásico.

  • LIBROS A PIE DE CALLE (ANDREA CARRASCO)

    «Isla Crimea», Una Delirante Distopía Escrita Por Un Genio Agorero»

     Y entonces llegué a «Isla Crimea» (Automática Editorial) de Aksiónov y sentía algo muy parecido. Me divertía su ironía, pero lo que más me trastocaba era esa capacidad de predecir acontecimientos partiendo de la imaginación.

    Empecé a darle vueltas y, descartando el hecho de que ambos eran rusos, que era la primera teoría absurda sobre una idea yerma, llegué a la conclusión de que simplemente estamos ante dos escritores que han sabido analizar la Historia y la Ciencia proyectándose hacia el futuro como si fuesen entes extracorpóreos capaces de visualizar esos pequeños detalles que convirtieron sus textos en premoniciones. Al final lo que podía parecer exagerado no lo es tanto. La diferencia sustancial entre el planteamiento de uno y de otro es que las ideas de Aksiónov son un tanto más sesudas de destripar porque la carga principal es histórica y política.

    Con él aterrizamos en la Rusia de Breznhev, décadas después de una Guerra Civil que no ha terminado como todos esperábamos. Sí, han ganado los rojos, han ganado Lenin y Stalin («la mofeta de Stalin»), pero los blancos, o lo que ha quedado de ellos, han logrado refugiarse en un «tierras ancestrales rusas del Mediterráneo»; ¡Adivinen! ¡Sí, Crimea!. Allí han logrado mantener su bastión hasta el presente (el de la novela), cuando surge el debate sobre una posible reunificación. 

    (...)

  • INDIENAUTA (Raül Jiménez)

    (...)

    La recompensa que aguarda a la perseverancia es magnífica, con una profunda, acerada reflexión, sobre la historia reciente de Rusia y «sus ex», acerca del individuo y el colectivo, y sobre el sentimiento, la pasión y, en definitiva, la vida, frente a las ideas o el estatusTatiana versus Lúchnikov, amantes destinados a destruirse—, filtrándose a través de un dislate político de proporciones colosales. Y rematado por un desenlace soberbio, grave y ominoso, tristemente visionario pese al matiz final de esperanza —los soldados del helicóptero—, y sensiblemente punzante cuando uno rememora infaustos «barcos de Piolines». Lo terrible y lo ridículo. Aún a riesgo de equivocarme, diría que ni Viktor Yanukóvich ni Vladimir Putin leyeron Isla Crimea en 2014. No nos vendría mal hacerlo a nosotros ahora. Quizás aprenderíamos algo mientras nos reímos.

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